lunes, noviembre 20, 2006

Tecnología… Libertad o Esclavitud: Cuestión de Carácter


Unos días atrás cuando llegué a la casa, le comenté a mi hija de 9 años que tenía que contarle algo pero que lo haría el fin de semana cuando tuviéramos más tiempo para conversar con calma. Ella hizo lo que la mayoría de nosotros hacemos, insistió incesantemente (papi porfi, papi querido, etc.) para que le contara inmediatamente y que no esperáramos hasta el sábado.
Hoy en día muchas de las tecnologías disponibles nos prometen darnos libertad, sin embargo cada día que pasa nos sentimos esclavos de la tecnología, no podemos vivir sin nuestro celular, laptops y acceso a Internet en todas partes o en todo momento.
Antes, cuando íbamos al cine y no existía el celular, disfrutábamos más la película porque no nos sonaba o vibraba el celular ya que cuando esto ocurre, nos empezamos a preguntar: ¿Quién será? ¿Qué será lo quiere? ¿Habrá pasado algo? ¿Será sobre lo que hablamos esta mañana? Para cuando terminamos este interrogatorio personal; o contestamos el teléfono y empezamos a evitar que el resto del cine disfrute su película o nos hemos perdido la escena clave o el tan esperado beso.
Antes, cuando íbamos a una reunión de trabajo y no había correo electrónico o redes inalámbricas las reuniones eran más efectivas ,porque no nos llegaban correos electrónicos en la mitad de la reunión. Hoy lo que muchas personas hacen es que llevan sus laptops a las reuniones con la excusa de tomar notas (nada más molestoso que una orquesta de teclados cuando estamos presentando algo) pero muy pronto le empiezan a llegar e-mails y se empiezan a preguntar: ¿Qué será lo que ella quiere? ¿No le habrá quedado claro? ¿Será que me mandó uno de esos chistes tan buenos? Para cuando terminamos esta cadena de interrogantes lo que ocurre es que no resistimos y empezamos a contestar correos o “chats” pretendiendo que el resto de los presentes en la reunión piensen que estamos tomando notas para asegurarnos de dar “seguimiento”.

Antes, cuando salíamos a pasear con nuestros hijos podíamos tener conversaciones de dos vías donde la cantidad de palabras de ambas partes eran más o menos la misma cantidad. Hoy, si llevamos nuestro “Blackberry” y estamos en el medio de una conversación con él sobre porque hay niños que tienen más que ellos en la escuela, y de repente nos llega un “e-mail”, desenfundamos con gran habilidad nuestra “arma secreta” y confundiendo la cara de nuestro hijo con la de parte frontal de nuestro dispositivo empezamos a responder “a ha… Si… u hu… Claro…” Sin darnos cuenta, hemos podido haber respondido las siguientes preguntas: “papá crees que estos niños son tontos…(a ha)…si tú fueras yo, les pegarías…(Si)…Crees que le deba quitar su merienda…(u hu)…le debería pedir ayuda a mis amigos para que todos le peguemos…(claro)”
Para estas alturas se deben estar preguntando: ¿Y qué tiene que ver el cuento que le ibas a echar a tu hija con este tema? La realidad es, que es solo humano que desde el momento en que sabemos que hay un pedazo de información, sin importar su relevancia u origen, se generan unas ansias inmensas de saber de qué se trata y haremos lo que sea necesario para saberlo (mi hija es muy efectiva en esto). Es por esto que cuando tomamos la decisión de buscar la libertad a través de la tecnología debemos tener el carácter para enfocarnos en lo que es más importante en un momento determinado y no caer en la trampa humana de querer saber inmediatamente “Qué será lo que me quieren decir”.
Debemos tener el suficiente “Carácter” para apagar el celular cuando vamos al cine, dejar las laptops fuera de las reuniones, “botar” el Blackberry cuando nuestros hijos nos hablan de sus temas más importantes. También deberíamos elegir un horario para leer los e-mails y no estar frente a la pantalla esperando que uno llegue. Debemos quitarle la función de sonido o vibrador a nuestro Blackberry para cuando llegan e-mails.

Si tomamos este y otro tipo de medida,s podremos entonces disfrutar de la libertad que nos brinda la tecnología y evitar ser esclavos de ella.

martes, noviembre 14, 2006

La Realidad de los Trabajadores de la Información en Panamá

En las últimas 12 semanas he estado escribiendo sobre los Trabajadores de la Información, sus retos y herramientas disponibles para ellos. Sin embargo, no contamos con datos estadísticos sobre la relevancia del tema en Panamá. Por tal motivo tomé la decisión de invitar a 305 trabajadores de la información a llenar una encuesta en línea, de los cuales 124 gentilmente respondieron la encuesta, a todos ellos muchas gracias. A continuación comparto con ustedes los resultados.


Validando la Muestra:
7 de cada 10 personas que llenaron la encuesta reconocieron que el Internet es una herramienta indispensable en su trabajo y 4 de ellos respondieron la encuesta en menos de una hora de haberla recibido. De igual forma el 91% de los encuestados reconoció que independientemente de su nivel de conocimiento sobre el Internet, están interesados en saber más sobre que ofrece y que hay disponible. Esto valida que los encuestados pueden ser considerados en algún grado, Trabajadores de la Información.


El Dolor:
7 de cada 10 personas trabaja 10 horas o más (54% trabaja 10 horas, 13% trabaja 12 horas y 8% trabaja más de 8 horas).
Un abrumante 78% de los encuestados reconoce que le dedica 2 horas o más al envío, recepción, lectura y almacenamiento de e-mails (480 horas al año frente a una computadora haciendo algo relacionado a los e-mails). En contraste, el promedio en Estados Unidos es 1.5 horas.
76% recibe más de 30 e-mails al día y 1 de cada diez recibe más de 100 e-mails. Esto sin tomar en cuenta que más de la mitad de los e-mails que típicamente se reciben son correo basura, mejor conocido como “spam”.
6 de cada 10 colabora (trabaja, se reúne, comparte información, le compra, le vende, etc.) todas las semanas con más de 10 personas. Si comparamos los que le dedican más de 2 horas al día al e-mail y también tienen que colaborar con más de 10 personas estos serían el 67% de los encuestados casi 7 de cada 10.
El 51% de las personas encuestadas reconoce que cada semana pierde 2 horas o más en el tráfico cuando se desplaza para participar en reuniones, y el 27% tiene más de 7 reuniones internas (con personas de la misma compañía) en una semana.


La Oportunidad:
Aunque el 41% de los encuestados reconoce saber lo básico sobre Internet y el 55% considera que conoce bastante de Internet, menos del 25% de ellos conoce o usa herramientas como:
• Blogs: herramienta para compartir cualquier tipo de información sin tener que enviarle un e-mail a todo el mundo. Los lectores pueden subscribirse a los Blogs de las personas que les interesa y recibir notificaciones cuando hay cambios o se agrega información. ( Si nos subscribimos a la información podemos reducir de 5 hasta 20 e-mails de los que recibimos hoy en día o en otra forma de 5 a 20 minutos de esas más que 2 horas que le dedicamos al e-mail cada día.)
• Reuniones Virtuales: Herramienta que permite, acompañado de una conferencia telefónica, compartir la información que se presenta un nuestra pantalla de computadora (hojas de cálculo, documentos, presentaciones, etc.) con varias personas a la vez de forma que se pueda discutir, tomar decisiones, modificar o preguntar. En otras palabras, todas las personas participando en la reunión virtual van a ver en su pantalla, independientemente de donde estén, la misma información. (Podríamos ahorrarnos de 30 minutos a varias horas a la semana de las que pasamos en el tráfico tratando de ir a una reunión.)
• Wiki: Herramienta que le permite a varias personas trabajar en un documento a la vez sin tener que cada uno generar una versión distinta, enviarla infinidad de veces a todos los que necesitamos que la complementen y finalmente hacer un esfuerzo casi sobre humano para tener una versión final sin cometer errores.
• Encuestas en línea: herramienta que te permite preguntarle a un grupo indefinido de personas sobre un tema y que los mismos respondan en línea permitiendo tener resultados estadísticos y comparativos de forma instantánea sin tener que enviar las preguntas por e-mail, recibir las respuestas por e-mail y después consolidar las respuestas. (5 minutos preparando la encuesta, 3 minutos enviándola y 0 minutos consolidando los resultados. Sin esta herramienta esto podría tomar para una encuetas de 100 personas, varios días de trabajo.)
• Áreas de Colaboración o “Workspaces”: herramienta que nos permite crear, sin la ayuda de un experto en programación de páginas de Internet, una página web privada donde los miembros de un equipo (departamento, miembros de un proyecto, etc.) pueden publicar noticias relevantes al objetivo de equipo, publicar documentos, realizar encuestas, propiciar foros de discusión entre otros. (Se podrían eliminar la mayoría de los correos relacionados al trabajo en equipo evitando que información importante de un proyecto se esconda entre tantos e-mails que recibimos hoy día. En este ambiente todos tienen acceso a la misma información y a la última versión, desde cualquier lugar en cualquier momento. No más situaciones donde la información la tiene Juan pero está de vacaciones).

Por otro lado el 98% utiliza o conoce “Outlook”; 74% utiliza o conoce los sistemas de mensajería instantánea o mejor conocidos como “Chat”; y 68% utiliza o conoce un sistema de búsqueda de e-mails y archivos en su computadora.


La Conclusión:
No tengo ni pretendo convencerlos, de que tengo las competencias para hacer encuestas o análisis estadístico, mas bien los invito a que vean los resultados y saquen sus propias conclusiones. Lo que sí me parece evidente es que hay una gran oportunidad para trabajar una hora menos al día y librar la misma cantidad de trabajo que hacemos hoy en día (quizás hasta un poco más). No perdemos nada echándole un vistazo a las herramientas que hay disponibles y que nos permitirían regalarnos esa hora e invertirla en nosotros mismos (un poco de ejercicio no nos caería mal) o con nuestros seres queridos.

lunes, noviembre 06, 2006

Panamá ahora que la Tierra se Aplanó


Cuando yo era pequeño si hubiera querido cenar pollo de Kentucky y papas del McDonald’s mis padres no me hubieran hecho caso alguno. Hoy, cuando vamos al centro comercial y vamos al área de la comida, cada miembro de la familia come la comida que quiere y compartimos la misma mesa. De hecho, mi hijo compra su pollo de Kentucky y las papas del McDonald’s, un poco distinto a mi realidad cuando chico. Podríamos concluir, que los centros comerciales y en especial el área de la comida han achicado el mundo. ¿Achicando el Mundo? Ustedes se preguntarán.
Sobre este tema es que Thomas Friedman en su libro (Bestseller) La Tierra es Plana (The World is Flat) presenta como una serie de hechos históricos de la última década, la caída del muro de Berlín, el surgimiento de el Internet y la evolución de programas que puede “hablar” entre sí, han propiciado la comunicación y el compartir de información entre personas de todo el mundo como nunca antes, creando una explosión de riqueza en países como China e India, y obligando al resto de los paises a correr mucho más rápido para tan solo mantener el nivel que hoy en día tienen. En efecto el mundo se ha achicado pero de una forma más radical a como lo han hecho los centros comerciales

Nuevas formas de colaboración han surgido permitiéndole a países, empresas e individuos alcanzar ventajas competitivas que para quienes hagan análisis, en base a los paradigmas tradicionales, de cómo replicarlos tendrán una tarea muy difícil por delante.
Friedman en su libro habla, entre otros temas, de “Offshoring” o fabricación donde salga más barato fabricar y no donde el producto va a ser consumido (Ejemplo: Televisor vendido en Estados Unidos pero fabricado en China). También habla de “Outsourcing” o la tercerización de ciertas labores o funciones a individuos o empresas independientemente de su ubicación (Ejemplo: Call Center en Panamá para brindar servicio en español a clientes de American Express en Estados Unidos). Otra de las formas de colaboración que describe, es la administración orquestada de la cadena de abastecimiento (Ejemplo: Cuando un cliente pone un pedido de una computadora personal para su casa en Internet o por teléfono, la misma se fabrica y despacha desde california mientras que el monitor se fabrica y se despecha desde México. DHL recibe la mercancía, la une en su centro de distribución en Allentown Pensilvania y la despacha al día siguiente a la puerta de la casa de quién la ordenó sin que el mismo sospeche que ambos productos vinieron de lugares o inclusive de países distintos)
Menciono estas tres ya que Panamá ha sabido capitalizar sobre estas tres tendencias. Por ejemplo una tienda de venta de Televisores en la Ciudad de New York, buscando mantener niveles de inventario bajos para tener un costo operativo competitivo, compra un sistema de cajas registradoras que “habla” con el sistema de inventario y pedidos de forma que cuando se venda el televisor que haga que el inventario de televisores se reduzca a 50 unidades, el mismo automáticamente ponga un pedido de 100 unidades al distribuidor local el cual consolidará los pedidos de todos sus clientes de ese día y hará un pedido a la fábrica en China.
A partir de este momento si el pedido demora demasiado la tienda se quedará sin Televisores perdiendo importantes oportunidades de venta. Es por esto que de tener la opción y aunque cueste un poco más, todos en la cadena de abastecimiento (tienda en New York, Distribuidor local y fábrica en China) preferirían que la mercancía pasara por el Canal de Panamá ahorrando al pedido 21 días de su tránsito.
Si la opción del Canal de Panamá no estuviera disponible la mercancía a mantener en inventario por la tienda tendría que ser mayor, teniendo un costo operativo más alto y por ende sería menos competitivo. Se podría decir, que El Canal de Panamá a aplanado o achicado el mundo del transporte de Asia al Este de Estados Unidos en aproximadamente 21 días.

Con economías muy parecidas pero en ambientes un poco distintos, Panamá ha empezado a aprovechar una nueva tendencia como lo es el “outsourcing”, propiciando que centros de llamadas o “Call Centers” se establezcan en Panamá para brindar servicio a empresas del extranjero que requieren de servicios de atención vía telefónica más económicos. Estos centros de llamada brindan funciones de servicio al cliente y venta de productos entre otros. No está demás reiterar que de no existir los sistemas de comunicación tan avanzados como los tenemos hoy en día sería imposible que alguien marcara un número local en la ciudad de St. Louis del Estado de Missouri en los Estados Unidos y la llamada fuera automáticamente direccionada a un centro de llamadas en Panamá donde, si no fuera por el acento, fuera imposible saber que quien contestan no está en el edificio frente al Arco de St. Louis.
Todo lo que Friedman propone, es que el mundo cambió radicalmente o como él lo pone, la tierra se aplanó. Él propone que vivimos en un mundo que aunque físicamente no ha cambiado de tamaño, virtualmente es muy pequeño. Un mundo donde se está digitalizando todo el contenido, y personalizando los servicios. Un mundo donde la ubicación física no es relevante para poder tener acceso a comunicación e información.
En este nuevo mundo donde las reglas han cambiado tendremos como panameños que reevaluar las estrategias de nuestras empresas, pero sobre todo la estrategia de nosotros como individuos ya que dejamos de competir en el mercado laborar con la oferta local y empezamos a competir con la oferta mundial. (Si eres un diseñador gráfico, muy pronto podrías estar compitiendo con los diseñadores gráficos del mundo para un trabajo a realizarse en un cliente panameño.) La interrogante para todos nosotros es, cómo además del papel que ya estamos jugando con El Canal de Panamá y los Call Centers, podemos encontrar áreas donde podamos participar y diferenciarnos en este mundo plano, tal como lo han logrado países como India, Singapur e Irlanda.
De elegir bien y ejecutar aún mejor, muy pronto será posible que un programa diseñado en Inglaterra pueda ser programado en India y que corra en servidores (computadoras muy poderosas) que están en Panamá cuando quienes lo usan están en Brasil. O tal vez que un ejecutivo de Estados Unidos que se la pasa viajando tenga un asistente en Panamá que le reciba las llamadas, la correspondencia, y revise o redacte documentos por la mitad de lo que le costaría tenerlo en Los Ángeles (Un asistente personal en California gana entre $50,000 y $100,000). Y por qué no, un entrenador personal en Panamá podría armarle el programa de entrenamiento a una ejecutiva en New York y darle seguimiento a su avance con la información que arroja el reloj digital que mide todo lo necesario para ver si quien entrena está avanzando o no. (Entrenador Personal en New York cobra entre $100 y $300 por hora).
Estas son solo ideas pero estoy seguro que, haciendo un análisis objetivo de nuestras fortalezas como panameños, estamos a tiempo de capitalizar esta nueva ola de oportunidades que están disponibles ahora que el mundo se achicó y asegurarnos de que cada vez más, aunque sea virtualmente, agreguemos algo de valor (por pequeño que sea) a lo que se consume en el mundo.